Three cool cats
_________________________________________________________________________ Martín Faunes

El Coco se juntaba siempre con el Floro, y el Floro se juntaba con Agustín, de nombre supuesto Boris; los tres de la UTE de La Serena, les decíamos: "Three cool cats". Tres gallos simpáticos que se divertían, podía notarse; por el día, fuerte al estudio, por las noches detrás de las muchachas de la UTE, de la de la Chile, de las del Liceo y aún, de las de los Sagrados Corazones. Qué importaba, para eso ellos se decían democráticos. Democráticos entonces, si se me vienen al recuerdo como los "Three cool cats", es porque a todos nos parecía que ese trío de compadres jamás iba a separarse: tres gallos choros buenos para la risa y aunque la canción de Los Beatles hablara de gatos, éstos eran gallos, pero igualmente choros; y que la pasaran bien no significaba que no pensaran, todo lo contrario, se metieron a la revolución, aún así, contrario a lo que todos creíamos, sus destinos fueron diferentes, parecidos pero diferentes.
El Floro se recibió y se quedó trabajando en el norte, el Coco y Agustín se vinieron a Santiago a continuar estudios en la Escuela de Ingenieros Industriales. Agustín alcanzó a casarse y tuvo dos hijos, vivió incluso con su compañera en mi casa por unos meses, hasta que logró que le arrendaran un departamento -eso no era nada de fácil-. Fue cuando vino el golpe; fea cosa: unos antes y otros más tarde, fuimos pasando a la clandestinidad; en esas circunstancias nos encontramos con el Coco una tarde por el barrio Avenida Matta; me habían prestado una bicicleta con que gastaría menos dinero, así que la estacioné para que conversáramos tres palabras. Me contó que el Floro había caido y estaba prisionero en Calama o La Serena. Me contó también de Agustín, algo muy confuso: que de haberlo tenido en el Estadio Nacional o en alguna parte como ésa, lo habían ido a dejar una mañana a su casa, aparentemente liberado; no obstante, esa misma tarde habían ido a buscarlo otra vez para supuestamente firmar nadie sabe qué cosa, después de lo cual quedaría definitivamente libre. Desafortunadamente, todo era un engaño, porque hasta el momento, no se sabía claramente dónde lo tenían, pero continuaba prisionero, era un hecho.

A pesar de todo tratamos de respirar profundo, y lo conseguimos, nos estuvimos acordando de eso de "Three cool cats", y él quiso darme explicaciones de por qué no me aceptaban para ir con ellos a sus andanzas; "tú eras sólo un mocoso", repitió varias veces disculpándose, y no era tal, yo era apenas tres años menor que ellos -claro que, tres años, cuando se tienen catorce o quince en realidad son siglos, centenas completas-. Terminamos riéndonos y bromeando; al final nos despedimos con un tremendo abrazo.

Three cool cats: fue la última vez que vi al Coco, sé que el Floro sobrevivió, lo encontré mucho después, precisamente en Calama; pero de Agustín Martínez, de nombre supuesto "Boris" y de Claudio Contreras, alias "Coco", nadie supo nunca nada más.


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